sábado, 19 de noviembre de 2011

Los 433 de la Pastora y las Historias de su formación.

Por. Martin Flores Araujo

Como un homenaje a la celebración de sus 433 años de fundada la Parroquia de La Pastora de Caracas, elevada como parroquia el día 16 de octubre de 1889, en el gobierno del doctor Juan Pablo Rojas Paúl, se presenta esta crónica descrita por sus propios habitantes sumada a la de la supe carretera de la Internet para ilustrarnos dicha fundación.
     
Se desconoce la fecha precisa de la fundación del Barrio Obrero El manicomio, ahora Urbanización  “Simón Rodríguez”, se indica que nació con la construcción del Hospital Psiquiátrico de Caracas, en 1892, como última fase de una iniciativa del presidente Guzmán Blanco, empeñado en crear un Departamento Especial para “locos”, (término utilizado por el “Ilustre Americano”, según relata el investigador y dos veces presidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría y Neurología, Manuel Matute).



El centro, construido sobre los actuales terrenos del Hospital General “Jesús Yerena” de Lídice, fue todo un acontecimiento social por lo novedoso, pero sobre todo como experimento científico en un país donde prácticamente no existían profesionales de esa disciplina. Por eso no extraña que entre sus directores figurara el doctor José Francisco Torrealba, el famoso “sabio Torrealba”, quien no era psiquiatra, pero, realizó valiosos aportes a la salud mental.

 En 1936, su director, Pedro González Rincones, tentado por la iniciativa autogestionaria, creó una panadería que alimentaba a toda Catia y a varios hospitales. Intencionalmente o no, las autoridades del hospital permitían el contacto entre los pobladores y los llamados “locos pacíficos”.  Hasta los últimos años del gobierno de Pérez Jiménez y ya bien entrada la llamada era democrática, los pacientes menos agresivos, identificados con uniformes grises y alpargatas blancas, visitaban frecuentemente los hogares en busca de comida o periódicos y revistas para entretenerse. Ese privilegio no lo tenían las pacientes femeninas, aisladas en un anexo, pegado al cerro El Ávila, que los muchachos escalaban para observar su inocente desnudez.

La picardía popular dividió en dos la población de El Manicomio: los que vivían “del lado adentro” y los que vivían “del lado afuera” de la edificación, en parte amurallada por ladrillos rojos y en parte rodeada por una cerca de alambres y tupidas plantaciones de bambú y mangos, que fácilmente burlaban los chiquillos, y no pocos adultos, para disfrutar las ocurrencias de los pacientes y comer mangos de la gran cantidad de matas que aún tiene ese hospital.

Según dice Juan Ortiz, habitante centenario de la comunidad del Manicomio: “Contrariamente a lo que uno imagina en una comunidad en la que se mezclaban cotidianamente los “locos” y los cuerdos, no se recuerdan acciones de violencia entre unos y otros. Fue siempre una colectividad pacífica, a pesar de que algunas de sus calles y esquinas conservan nombres tan belicosos como “Tanque”, “Cañón”, “Pistola” y “Cruz””.

La conformación territorial de El Manicomio y otros barrios aledaños, según Matute, “debió tener su origen en la última década del siglo XIX, cuando el Concejo Municipal “donó las tierras que van por el norte, la fila del Ávila, por el sur la Carretera Vieja, o sea, la Avenida Sucre y por el este y el oeste las dos quebradas: la de “Agua Salud” y la de “Gato Negro”,  con el fin de que fuesen arrendadas por el hospital para mantenerse”. Del Manicomio y muchos otros sectores se fueron  desplazando hacia Catia y La Pastora. Hoy el barrio tiene el nombre de Simón Rodríguez, cuyo natalicio se celebra este 28 de octubre, fecha que se encuentra en los libros de historia, pero, el año fundacional y la historia del Manicomio sigue en el misterio, quizá pudo ser a finales del siglo XIX o a comienzos del Siglo XX, de acuerdo a los documentos de propiedad de sus casas de algunos “viejos” dueños del sector, es lo más aproximado.

Encontramos allì edificaciones de carácter popular tradicional de una sola planta alguna datan de los años 1920-1930, se caracterizan por ser casas de fachadas amplias y grandes corredores en los cuales destacan sus ventanas de un metro y medio de alto, los colores de la mayoría de estas casas son colores claro como, el blanco, ocres, pasteles, o azules en degradaciones, la altura promedio de estas casas oscila entre los cuatros y los 6 metros de altura denotándose en la parte superior balaustrado de diferentes estilos.

En cuanto a la  conformación poblacional existe una composición desigual en las comunidades humanas que integran la parroquia, ya que  existe la presencia migratoria originada en la década de los cincuenta con los canarios y lusitanos y más tarde vino la corriente migratoria
caribeña colombiana, y en menor proporción las comunidades ecuatorianas, dominicanas y peruanas a partir de 1980, lo cual le otorga una variación del perfil antropológico a la pastora.

Esta comunidad, potencialmente está integrado por una población infantil, juvenil y adultos contemporáneos superior a los 50 mil  y de adultos mayores en un promedio de 30 mil, lo cual es un elevado número de personas de la tercera edad, que conviven con varias generaciones, muchas veces en sus casas que fundaron y que hoy en día, aunque no se crea, crecen como la gran Caracas, levantando varios pisos y construyendo otros hacia abajo, en forma de sótanos, donde se alojan sus hijos, nietos y hasta biznietos, prácticamente, sobre y bajo la primera casa familiar.  Esto, es casi un milagro, si nos acordamos de la gran cantidad de cañadas que bajan del Ávila hacia el sector, pero, demuestra, que es un barrio donde la familia permanece, crece y se entrecruza con sus viejos vecinos, casi familiares.

Prácticamente, es una ciudad en miniatura, ya que hay muchísimos preescolares y varias escuelas, tanto privadas como oficiales (La Escuela Distrital “Josè Luis Ramos” y la Escuela Nacional “Juan Bautista Alberdi).  Podemos conseguir en la comunidad,  un gran conglomerado de servicios como el agua, gas directo, electricidad, servicio de diferentes empresas de gas en bombonas, cantv, cableras de DirecTv, Movistar, Aseo Urbano, transporte público, de calles y escaleras pavimentadas. Se puede decir que en Centros de salud, como que está abarrotado, porque además de que está muy cerca del Centro Sanitario de La Pastora, existe  un ambulatorio de sanidad recientemente remodelado y reinaugurado, un hospital Psiquiátrico, un Hospital General “Jesús Yerena”, una Maternidad anexa a éste hospital, un puesto de emergencia de bomberos, dos módulos de barrio adentro, uno de los cuales està siendo muy ampliado.  La comunidad aspira a que en dichos centros se vuelva a dar la mejor atención.

De igual manera, conseguimos como un nodo comercial que facilita  a los vecinos alrededor del centro de la comunidad, en el Molino mayormente,  una serie de instalaciones, negocios e iglesias como, una Capilla dedicada a la Virgen de Fátima, que también está en proyecto de reedificación, lo cual hace recordar que la comunidad portuguesa es la más numerosa en este barrio, hay una iglesia Evangélica Pentecostal, una sede de los Testigos de Jehová. También, conseguimos varias panaderías, abastos, ferreterías, pequeñas y medianas, quincallas, Cyber café, charcuterías, carnicerías, tiendas de venta de comida para animales, mercados por días asignados, hasta un folklórico camión empotrado que vende víveres, verduras, frutas, etc., una casa de la cultura con “año…s” en construcción, una cancha deportiva modernizada, un módulo de policía a la espera que vuelvan a ocuparlo para màs seguridad que hace falta.

 No podían faltar los kioscos de periódicos, de vender empanadas, de sándwiches, bollitos pelones, pepitos, hamburguesas y perros calenteros, de vender música grabada, películas y chucherías. Es muy folklórico y costumbrista, como los “jugadores de Dominó” que tiene su club al aire libre. Son muy frecuentes los intercambios deportivos en la cancha.

Lástima que el verdor de los cerros del Ávila ha sido talado, ya que fueron invadidos por personas extrañas a la comunidad y no ofrecen garantía de respeto por la seguridad hacia la comunidad ni sus vidas. No los controla nadie por encontrarse atrincherados en el cerro del Ávila o en barracas. Tiene una sede la “Comuna Socialista las Tres Raíces” (Igualdad, libertad y la educación popular), conformada por 16 consejos comunales que pertenece el Eje comunal de Lídice, donde los vecinos y todos los consejos comunales de la zona pueden participar, dar a conocer sus metas y logros, y de esta manera, estimular a otros. Es de esperar que se cumpla en esta Comuna de Las Tres Raíces con la meta principal de una vigilancia permanente y una  seguridad social ampliada y urgente que requiere la centenaria comunidad del Barrio “Simón Rodríguez” de Manicomio en la parroquia de la Pastora, para así volver a ser además de la Pastora de los “Techos rojos” un sitio de verdadero resguardo para las también centenarias familias que allí conviven desde su fundación.